Las chinches de cama, un verdadero calvario para los habitantes de las casas infestadas.
Todo empieza cuando una mañana alguno de los ocupantes se levanta con una o varias picaduras, este sin darle mayor importancia pensando en una pequeña araña o mosquito sigue su vida normal, incluso a la mañana siguiente si ve nuevas picaduras lo sigue asociando a lo mismo.
Otros habitantes de la casa que duermen en habitaciones colindantes empiezan a tener también picaduras y a los pocos días empieza el nerviosismo de empezar a buscar «bichos» en las habitaciones. Lo normal es que vean algún chinche o mancha de sangre en la cama y con ello saltan las alarmas, búsqueda de fotos en Internet, como acabar con ellas, como me he podido infestar…
Se decide comprar insecticida de uso doméstico en el supermercado y rociar toda la vivienda con el, gastan 3 ó 4 botes, todo huele fatal y esa misma noche empiezan los insomnios por pensar que hay chinches en su cama y les van a picar. El problema persiste, las picaduras siguen estando presentes y nos percatamos de que hay chinches vivas y muertas.
Transcurridas varias semanas, una en el mejor de los casos, se acuerdan de que existen las empresas profesionales de control de plagas. Ahora empieza el nerviosismo ante la decisión de elegir la empresa, el sistema que esta utiliza, el precio…
Lo mas importante esta hecho, con esta llamada se inicia el principio del fin. Aunque el trastorno aún dura unos días. Tienen que hacer el tratamiento y no puedo estar en casa algunas horas, que hago con la ropa del armario, la ropa de cama, el colchón…
A los 15 días de nuevo repetimos el tratamiento y se ve la luz al final de túnel. Todos están felices, han tenido suerte con la elección de la empresa, lo bien que les han explicado todo, como les han señalado los protocolos, buenas recomendaciones de como poner fundas anti chinches en los colchones…
Además ha habido suerte, no se las hemos contagiado a los vecinos ni a nuestros familiares. ¡Uf de la que nos hemos librado!